Mosaico de Los Angeles
Golpea la puerta una conocida, la señora de los tamales. En un día común la seguiría su contraparte, la señora de las fresas. Ya han venido a venderme sistemas de alarma ya que “usted sabe que esta parte de la ciudad es muy peligrosa”, y un compañero ofreció sus servicios para “todo tipo de trabajos en la casa, porque ya no hay chamba”.
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