Se viene el debate sobre reforma de salud
Nos encontramos en medio de una crisis financiera de incalculables proporciones, que ha llevado a la caída estrepitosa del sistema que imperaba en Estados Unidos y el mundo por décadas, el de la globalización, la danza alrededor del fantoche del libre comercio que significaba mano libre para corporaciones gigantescas, el retiro de las instituciones estatales de su obligación de preocuparse por los ciudadanos y habitantes que supuestamente las eligieron y generalmente hablando, el debilitamiento fatal de los estados nacionales surgidos en los siglos 18 y 19.
¿Por qué nos importa? Porque la crisis incide en la vida de la gente que corresponde a esta audiencia: a los latinos, a los inmigrantes, a los pobres, mucho más que en la de otros. Porque ante esa retirada del manto de protección social, un proceso tan característico en Estados Unidos, son los grupos más vulnerables.
Uno de los elementos que definen su vulnerabilidad es el cuidado de salud. La reforma médica ha sido uno de los caballitos de batalla de la nueva y popular administración de Barack Obama. Se han oido matices, compromisos, declaraciones, discursos, entonaciones, santos y señas, planes de batalla: casi todos ellos centrados en la ampliación del seguro médico a quienes hoy no lo tienen, una situación impensable en países como el Reino Unido, por ejemplo.
Menos se escuchan voces que piden, de manera concreta y no propagandística, reducir “los gastos” médicos. Estamos hablando de, por ejemplo, un aumento, para cada empleador, de 3,500 a más de 9,000 dólares por año por trabajador para mantenerlo asegurado. Y de 1,500 a 4,500 dólares anuales que recaen en el trabajador mismo.
Un pequeño dato se “olvida” de quienes -y eso que son minoría- enfatizan en la necesidad de disminuir “gastos”.
Que en esta economía, los gastos de unos son el lucro de otros.
Hemos visto en los últimos 20 años el surgimiento de gigantes de la industria médica, aseguradoras y de fármacos, que son quienes reciben esos miles de millones de dólares que la economía ahora resiente.
En estos días se afilan los cuchillos en Washington para la gran lucha por porciones del paquete de reforma de salud. Desde California se han formado coaliciones y grupos que parten hacia la capital para presionar, con cabilderos, contactos entre los congresistas y senadores y la administración, aunque no movilización local de la gente para llamar la atención pública de la urgencia de que la reforma incluya a los que menos tienen.
Esta coalición esta haciendo una labor loable de contactarse con la gente e informarla respecto a los intrincados y complicados detalles del debate.
Así, este viernes se llevará a cabo por parte de la California Partnership un evento informativo concentrado en el plan llamado “la opción pública”, es decir, la creación por parte del gobierno de un sistema federal que compita con los proveedores privados y provea seguro para los inmigrantes, la gente de bajos ingresos y otras comunidades marginalizadas.
Especialmente toman en cuenta los organizadores la necesidad de promover que los inmigrantes retengan los beneficios médicos de los que hoy gozan y que éstos se amplíen para no dejarlos a la interperie de la salud.
Desde esta columna y las páginas de La Opinión, seguiremos de cerca el proceso, la reforma de salud. Es un debate que precederá a la reforma migratoria y que es, al menos, tan importante como ésta.
Más información se puede obtener, además de aquí, directamente en el sitio de internet http://www.communitychange.org/ y otros de los cuales iremos desde aquí informando.