Las Siete Maravillas de Los Angeles

 

La selección de las nuevas Siete Maravillas del Mundo en julio de 2007, pese a su desplegado de inconsistencia científica y populismo, mostró un hambre universal de perspectiva histórica, belleza humana y trascendencia.

Lo que nos viene muy bien aquí, en Los Ángeles y sus alrededores: con mirar el pasado –siempre reciente porque esta ciudad es nueva – comprendemos el presente.

Tenemos nuestras propias maravillas, que nos hablan de cómo llegó Los Ángeles a ser lo que es.

Así, no estará la Opera de Sydney, Australia, finalista del certamen mundial, pero sí el teatro Walt Disney  con sus hojuelas de brillante metal, sus 45 mil metros cuadrados y sus conciertos gratis.

Y el gigantesco cartel que pregonaba el proyecto de vivienda Hollywoodland y que hoy inexplicablemente atrae turistas de todo el mundo.

La Catedral y el museo Getty, la estación de tren Union Station, Chinatown, y ¡Disneylandia!

Por otra parte, no tendremos la Muralla China, pero sí el Gran Mural de Los Ángeles, que se extiende en un canal de desagüe paralelo a la calle Coldwater Canyon, y que describe en estilo ingenuo y colorido la historia de esta ciudad, incluyendo las golpizas contra jóvenes hispanos en San Pedro en 1943 por borrachos de la Marina de Guerra y una larga lista de luchas por derechos civiles y laborales.

Y nada se equipara al Teatro Coliseo romano, con sus carreras de aurigas y exterminación de esclavos. Pero si buscamos historia está la del estadio de los Dodgers inaugurado en 1962. Debajo de sus cimientos yace la comunidad latina de Chavez Ravine demolida violentamente, con sus casas y escuelas e iglesias, por poderosos ávidos de ganancias.

Y tenemos los freeways, hazañas de ingeniería que nos dejan boquiabiertos y que nos permiten trabajar aquí y vivir a cien kilómetros. Por ejemplo, la intersección del Este de Los Ángeles es el conglomerado de mayor tránsito del mundo. Cercena y ahoga una serie de comunidades latinas, notablemente Boyle Heights. El proyecto de freeways, del cual se completó sólo el 61%, se paró en seco en 1978. Desde entonces, la ciudad crece y como si se hubiesen achicado las supercarreteras.

Las maravillas de Los Ángeles  reflejan  un dinámico espíritu empresarial, ansias de desarrollo comercial, o un testamento histórico. Pero también relatos de injusticias, discriminación y la lucha por conservar una supremacía racial.

¿Francamente? Algo cada vez más difícil. Dondequiera que uno vaya en esta ciudad y con mayor y mayor frecuencia, las fragancias de allende la frontera se incorporan y establecen. Latinoamérica está en Los Angeles. Más de la mitad de la población es de origen mexicano o centroamericano. Habla español o un cocoliche mixto del inglés. En 2005, su presencia demográfica se plasmó en realidad política: el alcalde es latino y cinco concejales de un total de 14.

Entonces, esa lucha por la supremacía es otro motor histórico. Como lo es el reloj demográfico que no se detiene pese a la militarización de la frontera y la incitación anti inmigrante. Y que traerá en cuestión de años, una mayoría hispana en el oeste de Estados Unidos.

Y con ello, nuevas maravillas.

Publicado en La Opinión, 7/8/2007.