La curva de mi sonrisa

Si volvieras a encontrarme
nuevo como el vidrio, ya no yo
ya no cubierto de hojarasca
¿cómo sería entonces?
¿Qué canciones nuevas
aprendería para ti,
qué tamaño tendría
la curva de mi sonrisa?

Porque admito que nunca hubo
despedida entre nosotros
ni un acto de carnes
que justificara la fatalidad
ni matase el regocijo
de soñar con volver a verte.

Sugiero entonces
un cambio de prioridades
donde yo sea
uno de los hombres que amas,
y considérese que hablo
desde el filo mismo
de nuestra muerte conjunta,
y que sigo sin embargo tu rastro
en el momento preciso
de tu susurro o al captar
el menor punto luminoso y diminuto
de tus ojos achinados.

Entonces: intentemos inventar ahora
esta misma escena teñida de azul
para archivarla en nuestro farewell.

Epígrafe:
aunque a veces se escape de mis labios el dolor
cuantioso y rojo y largo
no tengo más alternativa que estar vivo.