En esta casa ya no hay hombre

Jossie

En esta casa ya no hay hombre

que cierre la puerta para ir a dormir

que se levante del baño

que ocupe una partícula de polvo

solo el humo

del recuerdo

de mi sombra atragantada

que sobrevuela

como espíritu sobre las aguas

en sus rincones estallan mis ojos

y lo que ellos vieron se derrama

y se licúa y fenece sin adioses

y los fragmentos macerados de la ketubah

me laceran como astillas de un olivo caído

o cristales rotos

de la casilla de vidrio que morábamos

y misterioso abandono por los placeres.

En esta casa hay niños

el sol sale al mediodía

el frío es siempre frío

hay un rumor desde el manojo de huesos

tiernos que respira

duermen tranquilos

descansan sin mañana.

No estoy.

Son dos tallos

que se agitan buscando el maná

ya no caerá del cielo

ya no estoy para corregirles la palabra

y se retuercen quizás giman

un fulano sordo corto de vista

y pobre se aleja como Chaplin.

Me llevé algunos libros

te quedaste con la lluvia en el patio

el tintineo de vasos al cerrarse una puerta

la necesidad de pintar esa pared

de una vez por todas

un desayuno todos juntos

o con el tierno recuerdo de mi piel mojada

y una sonrisa

que debía haber borrado la amargura

hoy se redujo a escamas borrosas

encarnizadas colinas ascendientes

obtusos aparatos que me quedan chicos.

Me quedé con las deudas

fotos tristes

tú con los niños.

Nos dividimos el pasado en partes iguales

someramente quince años

te quedaste con alguna de mis sombras

traje alguna de las tuyas quebradas

a mi nuevo temporario

temporario aposento simultáneo

en donde

otro hombro roza mi hombro

otro sueño me arropa como a un niño.

Y nosotros en el piso de estiércol

caídos derramados

por los insterticios del cansancio

en el intestino de la bestia de la vida

nos escurrimos como perros.

Y ahora

un pétalo más se derrama

y se inflama y elimina

otro guijarro se hace polvo y estalla

queda flotando mi nombre

y mis maletas vacías

y al final

una lámina de lápiz labial

quema el espejo

y expira nuestro término

el tren de carga se detiene y basta

porque no se pudo

alguien se da vuelta en una cama

y se arropa tarde aún dormido.

Y la sombra blanca de mi madre

y la sombra negra de mi padre

revolotean por encima sin consuelo.

Hollywood

En esta casa ya no hay hombre
Jossie

En esta casa ya no hay hombre
que cierre la puerta para ir a dormir
que se levante del baño
que ocupe una partícula de polvo
solo el humo
del recuerdo
de mi sombra atragantada

que sobrevuela
como espíritu sobre las aguas
en sus rincones estallan mis ojos
y lo que ellos vieron se derrama
y se licúa y fenece sin adioses
y los fragmentos macerados de la ketubah
me laceran como astillas de un olivo caído
o cristales rotos
de la casilla de vidrio que morábamos
y misterioso abandono por los placeres.

En esta casa hay niños
el sol sale al mediodía
el frío es siempre frío
hay un rumor desde el manojo de huesos
tiernos que respira
duermen tranquilos
descansan sin mañana.

No estoy.

Son dos tallos
que se agitan buscando el maná
ya no caerá del cielo
ya no estoy para corregirles la palabra
y se retuercen quizás giman

un fulano sordo corto de vista
y pobre se aleja como Chaplin.

Me llevé algunos libros
te quedaste con la lluvia en el patio
el tintineo de vasos al cerrarse una puerta
la necesidad de pintar esa pared
de una vez por todas
un desayuno todos juntos

o con el tierno recuerdo de mi piel mojada
y una sonrisa
que debía haber borrado la amargura
hoy se redujo a escamas borrosas
encarnizadas colinas ascendientes
obtusos aparatos que me quedan chicos.

Me quedé con las deudas
fotos tristes
tú con los niños.

Nos dividimos el pasado en partes iguales
someramente quince años
te quedaste con alguna de mis sombras
traje alguna de las tuyas quebradas
a mi nuevo temporario
temporario aposento simultáneo

en donde
otro hombro roza mi hombro
otro sueño me arropa como a un niño.

Y nosotros en el piso de estiércol
caídos derramados
por los insterticios del cansancio
en el intestino de la bestia de la vida
nos escurrimos como perros.

Y ahora
un pétalo más se derrama
y se inflama y elimina
otro guijarro se hace polvo y estalla
queda flotando mi nombre
y mis maletas vacías
y al final
una lámina de lápiz labial
quema el espejo
y expira nuestro término

el tren de carga se detiene y basta
porque no se pudo

alguien se da vuelta en una cama
y se arropa tarde aún dormido.

Y la sombra blanca de mi madre
y la sombra negra de mi padre
revolotean por encima sin consuelo.

HollywoodEn esta casa ya no hay hombre

Jossie

En esta casa ya no hay hombre

que cierre la puerta para ir a dormir

que se levante del baño

que ocupe una partícula de polvo

solo el humo

del recuerdo

de mi sombra atragantada

que sobrevuela

como espíritu sobre las aguas

en sus rincones estallan mis ojos

y lo que ellos vieron se derrama

y se licúa y fenece sin adioses

y los fragmentos macerados de la ketubah

me laceran como astillas de un olivo caído

o cristales rotos

de la casilla de vidrio que morábamos

y misterioso abandono por los placeres.

En esta casa hay niños

el sol sale al mediodía

el frío es siempre frío

hay un rumor desde el manojo de huesos

tiernos que respira

duermen tranquilos

descansan sin mañana.

No estoy.

Son dos tallos

que se agitan buscando el maná

ya no caerá del cielo

ya no estoy para corregirles la palabra

y se retuercen quizás giman

un fulano sordo corto de vista

y pobre se aleja como Chaplin.

Me llevé algunos libros

te quedaste con la lluvia en el patio

el tintineo de vasos al cerrarse una puerta

la necesidad de pintar esa pared

de una vez por todas

un desayuno todos juntos

o con el tierno recuerdo de mi piel mojada

y una sonrisa

que debía haber borrado la amargura

hoy se redujo a escamas borrosas

encarnizadas colinas ascendientes

obtusos aparatos que me quedan chicos.

Me quedé con las deudas

fotos tristes

tú con los niños.

Nos dividimos el pasado en partes iguales

someramente quince años

te quedaste con alguna de mis sombras

traje alguna de las tuyas quebradas

a mi nuevo temporario

temporario aposento simultáneo

en donde

otro hombro roza mi hombro

otro sueño me arropa como a un niño.

Y nosotros en el piso de estiércol

caídos derramados

por los insterticios del cansancio

en el intestino de la bestia de la vida

nos escurrimos como perros.

Y ahora

un pétalo más se derrama

y se inflama y elimina

otro guijarro se hace polvo y estalla

queda flotando mi nombre

y mis maletas vacías

y al final

una lámina de lápiz labial

quema el espejo

y expira nuestro término

el tren de carga se detiene y basta

porque no se pudo

alguien se da vuelta en una cama

y se arropa tarde aún dormido.

Y la sombra blanca de mi madre

y la sombra negra de mi padre

revolotean por encima sin consuelo.

Hollywood