El iniciador del paro económico
12/13/2002
En la historia de los movimientos sociales se niega muchas veces lo espontáneo y se afirma que todo viene organizado, es cínico y responde a intereses creados. Sin embargo, la huelga económica latina de ayer tuvo un primer promotor popular, un inmigrante latino ajeno a grupos, que llevó su protesta casi solo hasta que ésta cobró vuelo y finalmente fue recogida por organizaciones populares.
El iniciador de la huelga económica de los latinos no puede dar su nombre.
Tampoco accede a que se publique su fotografía, porque es un indocumentado y su puesto de trabajo, su estadía en el país, sus perspectivas de legalizarse, podrían correr peligro.
Sólo podemos decir que vive desde hace varios años en el sur de California, que es de origen colombiano, que solicitó hace mucho regularizar su estado migratorio, que durante un tiempo se ganó la vida aquí limpiando casas aunque proviene de un entorno de clase media y que, como muchos millones, cruzó la frontera de manera ilegal.
De hecho, la huelga de ayer no fue la primera. Hubo otra, el 11 y 12 de octubre, de menores proporciones, desapercibida para muchos, que preparó el camino.
“El resultado del paro del 12 de octubre fue llamar la atención de los líderes de que la propuesta era viable y concientizado a la gente de que había que hacerlo”, dice.
Dos meses atrás, él fue el iniciador de esta primera huelga de consumidores, sólo con la ayuda de dos activistas en Ontario y un puñado de voluntarios.
“Los líderes no nos apoyaron en un principio; el primer paso lo tuvimos que hacer solos. El primer volante salió sin el logotipo de ninguna organización”.
“Ni siquiera tenía un número telefónico. Solamente pedíamos a la gente que llamara a sus organizaciones comunitarias para que adoptaran la idea del paro”, asegura.
Recién se había firmado la SB60 y los oponentes habían anunciado su propósito de juntar firmas.
“En un programa radial preguntaban al público qué se podía hacer. Algunos llamaban y proponían no ir a trabajar por una semana, o una marcha, toda clase de propuestas no prácticas”, afirma el activista. “Tuve la inspiración de mi hija de 16 años, una estudiante brillante, que me dijo: ‘¿Y si dejáramos de comprar?’. Entonces redacté el primer panfleto”.
“Yo nunca había hecho nada igual. Era un texto larguísimo”, recuerda.
“Lo propuse a varias organizaciones. Llamé a CHIRLA [Coalición de Los Angeles para los Derechos de los Inmigrantes] y me contestaron que debían estudiarlo. Llamé al Consejo Nacional de La Raza (NCLR) y alegaron que el tema pertenecía al centro en Washington. Llamé a Washington y me informaron que era un tema local. Otros me dijeron que necesitaba una organización que me respaldara”.
“Yo conocía el local de Hermandad Mexicana Nacional en Ontario y hablé con Abel Medina y Saraí Ferrer. Las personas que estaban esperando allí que las atendieran oyeron y nos dijeron: ‘¿Cuándo comenzamos?’. Aquel mismo día, la gente se llevó dos mil fotocopias. Luego alguien donó cien mil volantes. Fue creciendo”, afirmó.
Los volantes fueron donados por Jorge Reyes, un impresor; Ricardo Anaya dio el papel, Olivia Kami la distribución de los primeros volantes. Otro voluntario peruano se ofreció a hacer telemercadeo.
Luego del paro del 12 de octubre se desarrolló la idea del 12 de diciembre.
El paro de ayer alcanzó resonancia nacional. “La idea la podía traer cualquiera. Yo sólo tuve la suerte de que alguien me escuchó”, concluyó.