Desde Baku, la Organización de la Conferencia Islámica

 

Publicado en La Opinión el 4/26/2007

Con la presencia de 194 participantes de unos 50 paises y más de un centenar de periodistas se inauguró ayer (jueves) en Baku, Azerbiyán, la conferencia sobre “La Función de los Medios Periodísticos en el Desarrollo de la Tolerancia y la Comprensión Mutua” que convocó la Organización de la Conferencia Islámica, organización techo de 57 naciones musulmanas.

La jornada se centró en detallar agravios cometidos por la prensa occidental contra musulmanes en general y el Islam en particular, en la percepción de los organizadores, incluyendo la portada “Por qué nos odian”del semanario Newsweek poco después de los ataques terroristas de 9/11 en 2001, la publicación de caricaturas sobre el profeta Mahoma en Dinamarca a fines del anno pasado, y en general la atribución a la religión islámica características de violencia e intolerancia intrínsecas.

Los presentes responsabilizaron en general a la prensa de promover un falso “choque de civilizaciones”y de que en encuestas de opinión pública en Europa y Estados Unidos la mayoría considera al islam una religión violenta, donde por ejemplo “se abusa de las mujeres”.

Uno de los participantes del acto fue Arthur Lenk, embajador de Israel, país con el que Azarbiyán mantiene excelentes relaciones estratégicas, junto con funcionarios de países como Arabia Saudita o Iran. Sin embargo, tanto él como otros representantes diplomáticos incluida la embajadora de Estados Unidos lo hicieron sin tarjetas identificatorias (badges) y sin que se le invite a dirigir la palabra.

La reunión se realizó en respuesta a lo que el mundo islámico considera una imagen distorsionada que de él proporciona la prensa en Occidente, al estereotipar a los creyentes de Mahoma como terroristas o extremistas peligrosos e ignorar –enfatizaron los participantes- las voces de moderación oficial opuestas al fanatismo y la violencia.

En general, los participantes  –ministros y jefes de organizaciones islámicas y periodistas- repitieron las posiciones de sus países en los conflictos regionales. Así, el canciller azarbiyano y anfitrión Elmar Mammadyarov se quejó de las represión sufrida por sus compatriotas por acciones de Armenia mientras que “en esta sala hay armenios que viven en Baku y que son libres como todos nosotros”, al mismo tiempo que pidió “un programa de políticas editoriales responsables y correcto reportaje”. Ekmeleddin Ihsanoglu, azeri y secretario general de la OIC, llamó a la supervisación de la conducta periodística, mientras que Ion Iliescu, ex presidente de Rumania, habló del “tabloidismo” basado en rumores y la violación de la privacidad, causante de intolerancia y racismo globalizados. Una periodista turca acusó a un editor suizo de que en su país se prohibe “negar la existencia del holocausto armenio”. Finalmente, Abdulaziz Othman Altwaijiri, director de una organización educativa y científica internacional islámica, repitió la obligación de la prensa y de otros de pregonar la tolerancia.

La Opinión fue invitada a participar en la conferencia en reconocmiento a la creciente importancia de la comunidad latina en Estados Unidos y el papel de este matutino en informarle.

El evento inaugural y las primeras sesiones de trabajo se dedicaron a describir los agravios que según los organizadores se cometen contra musulmanes en Europa y Estados Unidos y en los que la prensa ha magnificado la negatividad de la fe mahometana. Los paneles contaron con la participación de periodistas como Reinhard Meier, vice editor en jefe del Neue Zuricher Zeitung de Suiza, María Consolata Priasco y la corresponsal de la RAI italiana sobre Europa, quienes trataron de explicar y defender las consideraciones editoriales de sus respectivas publicaciones, y el vice editor en jefe de Al Aharam de Egipto, el mayor periódico de Medio Oriente, Mohammed Ibrahim El-Desouky. Este último, sin embargo, se sumó a las voces que piden un cambio en la presentación de las causas árabes y musulmanas por parte de la prensa occidental y llamó a un periodismo “responsable” donde se considere que una historia puede “causar una guerra”y no se publique.

No pasó sin reacciones por parte de algunos de los periodistas occidentales participantes la identificación de El-Desouky, un periodista, con sus políticas gubernamentales, ni la queja de Abdulaziz Bin Salamah, viceministro de Cultura e Información de Arabia Saudita, de que aunque la prensa es considerada el cuarto poder, es el único no electo, viniendo de un país autocrático y en donde la libertad de prensa no existe. Bin Salamah incluso debió ser interrumpido cuando inició una diátriba de alabanza al Islam frente a otras religiones y una denigración del judaísmo.

En una jornada designada a promover “la tolerancia y comprensión mutuas”abundaron las exhortaciones a que la prensa sea contenida o se contenga a sí misma, que organizaciones internacionales establezcan códigos de conducta periodística y que se difundan los principios islámicos tal como los expresaron los presentes.