A Borges


He cometido el peor de los pecados:

no he sido

completo. A campo traviesa mi género no ha perdurado

se extinguirá conmigo como único prototipo

de otra forma de existencia,

improbable mutación genética

entre los gabriel y los lerner.

He pecado porque no terminé la novela

no llegué a tiempo ni recuerdo el cosquilleo

de aplauso y perseverancia

desde el cuello de mi madre.

No he sido paisano; siempre – extranjero

condenado a morir en otro lugar, sauce llorón

pantalón gitano mirada judía último ejemplar vivo

exponente comercial de los lerner y los gabriel apelotonados

en esta generación tan solemne de revolución traicionada;

no fui maestro

no maté al hombre que me acosaba por dentro

ni al que me odió con razón y fundamento.

No terminé el grado ni trepé por la escala, no quise

ser teniente ni razón ni palacio, ni siquiera título,

las campanas y banderas rojas no tañeron para mí el saludo comunista,

y aunque fui girasol y remolino, hombre anfibio, aunque fui de uvas

no elegí, nunca voté: fui votado y delegado;

hice como que me empujaban hacia,

nadie vio el guiño;

nadie me ve adentro,

nadie sabe que me estoy riendo.